Estados Unidos sigue insistiendo en intervenir militarmente en Siria, respondiendo a su hoja de ruta para todo Oriente Medio. Varias vías está usando en su injerencia, por un lado financiando y armando a los grupos terroristas rebeldes, entre ellos Al-Qaeda, que luchan contra el Gobierno de Bashar al-Assad; y por otro lado lanzando mentiras para convencer a la opinión pública mundial de lo ideal de intervenir y derrocar al gobierno sirio. Al igual que el caso de las armas de destrucción masiva en Iraq –aquellas armas que nadie nunca encontró, y que sirvieron para justificar la agresión e invasión militar- ahora Estados Unidos replica el modelo y lo usa diciendo que tiene pruebas del uso de armas químicas por parte de las autoridades sirias. En concreto lo dijo el jueves pasado el secretario de Defensa de EE.UU., Chuck Hagel, comentando supuestos datos de la inteligencia estadounidense. Es decir, como en Iraq, donde llegaron a presentar ante la ONU un powerpoint con los supuestos camiones llenos de armas de destrucción masiva. Por su parte, el gobierno Sirio responsabiliza a los rebeldes terroristas del uso de esas armas químicas. En repetidas ocasiones las autoridades sirias han alertado de la posesión de este tipo de armamento por parte de los rebeldes y que lo usarían para luego decir que quien usa las armas químicas es el Gobierno. En concreto, el Gobierno hace referencia al ataque que sacudió la región de la ciudad de Alepo en marzo, caso que solicitó investigar a la ONU. Sin embargo, el grupo de expertos internacionales todavía no ha llegado a Siria. Las agencias informativas, que replican la información del Pentágono, atribuyeron aquella masacre al Gobierno, cuando luego se demostró que fueron los rebeldes terroristas. Para seguir profundizando sobre esto, escuchamos el reporte que nos ofrece, desde Estados Unidos, Fernando Velázquez, del colectivo Pueblos Sin Fronteras, de Radio Pacífica.
Comentario