Fuente: RT
Cuando uno vive en el extranjero, no puede evitar comparar su propia cultura, costumbres y carácter nacional con la mentalidad forastera. Algunas cosas nos chocan y nos parecen inaceptables, mientras que otras nos sorprenden y resultan gratamente interesantes. Al mismo tiempo, nos percatamos de la existencia de algunos ‘fragmentos’ que en su conjunto forman un complejo puzzle de nuestra cultura y que antes ignorábamos. Ya dijo el ensayista español Fernando Díaz-Plaja que “los árboles no dejan ver el bosque” y que “la perspectiva se pierde cuando el detalle abruma”. Y lo que realmente abruma en Occidente, según mi punto de vista, es una opinión negativa sobre Rusia y sus habitantes. Basta con echar un vistazo a los titulares de la prensa occidental para darse cuenta de que la histeria antirrusa está ganando cada vez más terreno, mientras que los rusos que aparecen en las películas occidentales siguen siendo malos, mafiosos y espías. ¿Son ciertos estos mitos extranjeros sobre Rusia?
1. Todos los rusos bebemos mucho vodka
Empezamos, quizá, con el estereotipo más popular, según el cual todos los rusos bebemos vodka como si fuera agua. Es cierto que el vodka sigue siendo la bebida alcohólica más tradicional del país, lo que no quiere decir que todos los rusos abusemos de ello. Muchos de mis amigos ni lo han probado y no, no son bichos raros.
Según un análisis realizado por la consultora IWSR en 2014, el país que más bebidas alcohólicas consume a nivel mundial es China, cuya población llega a agotar hasta el 27,5% del mercado global. Le sigue Estados Unidos, con un consumo del 12,5% y Brasil, con un 5,7%. En este ‘ranking’ Rusia ocupa el cuarto puesto (5,2%), seguida por Alemania (4,6%). No obstante, estos datos preocupantes no significan que los rusos vayan deambulando etílicos perdidos por la calle. El consumo desmesurado de bebidas alcohólicas fuertes no es una costumbre rusa que, supuestamente, llevemos todos en la sangre, sino un problema social que afecta, sobre todo, a gente con pocos recursos. Ya en 2006 el Gobierno ruso reforzó el control sobre el consumo del alcohol, aumentando los impuestos y restringiendo su venta. Según expertos, esta medida hizo que el consumo cayera un tercio. El siguiente objetivo que se persigue a nivel nacional es reducir el consumo de 15,76 litros anuales a 3 litros anuales per cápita para 2023.
Pero hay que destacar que existe otra bebida a la que sí somos adictos: la mayoría aplastante de los rusos, es decir más del 90%, somos consumidores habituales de té, según el informe RosIndex de 2014, elaborado por la compañía de investigación internacional Synovate Comcon. Bebemos té en el desayuno y a media mañana, después y antes de comer o, simplemente, para entrar en calor. Si en muchos otros países la gente queda con amigos para tomar algo en un bar, en Rusia solemos quedar para tomar té. Si le invita a una casa rusa, esté seguro de que les van a ofrecer una taza de té.
2. Tenemos un fusil Kaláshnikov en casa
Una de las imágenes más frecuentes que ofrece la industria cinematográfica hollywoodiense sobre Rusia es la de tipos rudos armados hasta los dientes portando el tradicional Kaláshnikov, lo que no es otra cosa que una escena cinematográfica intimidatoria. Hace poco vi la película ‘Malas madres’ (en original ‘Bad Moms’), que me hizo reír de lo lindo, entre otras cosas, por el retrato que la película ofrecía de una madre rusa. “Tengo 300 pistolas Kaláshnikov en casa”, confiesa la citada madre rusa en medio de una reunión escolar. Pese a que Mijaíl Kaláshnikov, el ‘padre’ de una de las armas más reconocidas del planeta, el fusil semiautomático AK-47, era ruso, no es en absoluto frecuente que dispongamos de su invento en nuestras casas.
3. Los hombres rusos son mafiosos
Con la disolución de la Unión Soviética, la mafia rusa alcanzó su máximo apogeo aprovechando una época de incierta transición a la economía de mercado. Fue durante este período cuando el crimen organizado extendió sus tentáculos sobre muchos ámbitos de negocio, lo que derivó en asesinatos, lavado de dinero, extorsión, narcotráfico, prostitución y tráfico de personas. Con la consolidación del nuevo sistema político, la mayoría de las asociaciones criminales acabaron en la cárcel o neutralizadas. Sin embargo, el estereotipo, según el cual muchos hombres rusos viven al borde de la ley, sigue vivo en el extranjero. Así, por ejemplo, entre los diez conceptos más comunes con los que los estadounidenses asocian a Rusia figuran el comunismo, el KGB y la mafia. Los únicos conceptos positivos —la cultura y el arte— fueron mencionados en el último lugar, según un sondeo sociólogico realizado en 2007. A finales del año pasado varios medios de comunicación españoles publicaron una grabación, en la que un magistrado afirma que “los jóvenes rusos son mafiosos”. La existencia de este estereotipo se confirma también a través de las confesiones de inmigrantes rusos que suelen compartir sus experiencias en las redes sociales. Así, por ejemplo, una chica residente en EE.UU. cuenta que, cuando estaba estudiando en la secundaria, sus compañeros rechazaban sus invitaciones, ya que suponían que su padre estaba ligado a la mafia.
4. Mitos de la mujer rusa: rubias, empedernidas amas de casa y cazafortunas
La imagen de la mujer rusa va acompañada de muchos clichés tanto positivos, como negativos. Por lo general, Rusia está considerada como una tierra de mujeres bellísimas. Según mi punto de vista, una de las razones de que exista el estereotipo de la belleza rusa tiene algo que ver con el hecho de que nos gusta (no a todas) presentarnos como muy femeninas, usar tacones y maquillarnos. Los cánones de belleza rusa vista desde el extranjero sugieren finas facciones eslavas, alta estatura y pelo rubio. No puedo ocultar que este estereotipo me halaga en cierto modo, pero a la vez me parece una tontería, ya que mujeres guapas las hay en cada rincón del planeta. Tampoco me gustaría decepcionar a los admiradores de las rubias, pero el color del cabello predominante en Rusia es el castaño y rubio cenizo, mientras que el rubio dorado es más propio de los países escandinavos.
En China existe la creencia de que después de dar a luz las mujeres rusas dejan su trabajo para siempre, dedicándose por completo a sus hijos y a las tareas domésticas. Y como no hacen otra cosa que cocinar, engordan mucho perdiendo su famosa belleza. El hecho de que la familia siga siendo la prioridad número uno para muchas mujeres rusas, eso no significa que dejemos de hacer otras cosas o de cuidarnos. Al contrario, las mujeres rusas destacan por estudiar mucho y dedicar infinitas horas de trabajo al desarrollo profesional.
En el extranjero a menudo se dice: “Cuidado con la mujeres rusas, que son peligrosas”. Nos acusan de estar desesperadas por casarnos con un millonario extranjero. ¿A qué se debe este estereotipo? Quizá si preguntamos a un millonario extranjero por qué aspira a casarse con una rusa encontraremos una respuesta, o quizá no. Lo único que sé es que las mujeres (y hombres) cazafortunas han existido a lo largo de los siglos en todo el mundo y les aseguro que la mayoría de las chicas rusas no nos quemamos las pestañas ideando artimañas para atrapar a un millonario.
5. Rusia, ‘Invernalia’ en la vida real
Cuando se enteran de que soy rusa, la mayoría aplastante de la gente que he conocido en el extranjero me pregunta: “¿Y cómo vivís allí con el frío que hace?” o “¿Os ponéis alguna vez ropa de verano?”. Les puedo asegurar que el mítico frío siberiano es algo muy estacional. Debido a que Rusia es un país que se extiende a lo largo del enorme continente euroasiático, disfrutamos de climas diversos, desde el caluroso, árido y desértico del sudeste asiático al frío polar de Siberia. Una de las franjas más pobladas del país, la que va desde Moscú a San Petersburgo, tiene un clima continental húmedo, lo que se refleja en unas temperaturas bastante bajas en invierno (de -25°C a -35°C), mientras que en verano el termómetro sube hasta los 25°C o incluso 35°C. ¿Se puede salir a la calle con 25 grados bajo cero? La respuesta es: ¡SÍ! Nos abrigamos bien y salimos a dar un paseo, a patinar o a esquiar. Si buscan un frío verdadero que queme la piel y no deje abrir los ojos, como el de Invernalia en la famosa serie ‘Juego de Tronos’, aconsejo visitar la ciudad siberiana de Verjoyansk, conocida como uno de los puntos más fríos de la Tierra, donde la temperatura en invierno rara vez se eleva por encima de los 40 grados bajo cero. La temperatura más baja jamás registrada en este lugar llegó a 67,8 bajo cero en el año 1885.
6. Los rusos somos antipáticos
Una de las características que nos atribuyen los turistas extranjeros es que somos maleducados, huraños y hostiles. Permítanme darles un par de argumentos en defensa propia. En términos generales, no solemos sonreír a los desconocidos por cortesía, lo que desde fuera puede ser visto como algo propio de personas ariscas. Este hecho, unido al escaso dominio de idiomas extranjeros entre las personas mayores (los jóvenes solemos estudiar varios idiomas), hace que los rusos, en ocasiones, intentemos evitar el contacto con extranjeros, siempre por miedo a no ser capaces de entendernos y no por auténtica antipatía. Sin embargo, una vez lograda la confianza, los rusos somos muy hospitalarios. Nos encanta recibir visitas en casa, y compartir con nuestros huéspedes todo lo que tenemos.
¿Conocen algún estereotipo sobre Rusia? ¿Sabes si es un mito o si es real?
Al fin y al cabo, tengan en cuenta que Rusia es un país que cuenta con una superficie de 17 millones de kilómetros cuadrados, en la que residen unos 146 millones de habitantes pertenecientes a más de 160 etnias diferentes, por lo que difícilmente un tópico puede definirnos a todos los rusos y rusas.
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