Juanjo Basterra/
«Diccionario crítico de empresas transnacionales. Claves para enfrentar el poder de las grandes corporaciones» es un libro recién publicado por la editorial Icaria. Más de 41 profesores universitarios y colaboradores han participado en su elaboración.
El poder de las empresas transnacionales es enorme. Los datos confirman ya que más de la mitad de los beneficios de esas empresas de origen vasco o español provienen de negocios que realizan lejos de su lugar de origen y, según la compañía Bolsas y Mercados Españoles (BME), más del 75% del negocio lo consiguen en otros países, principalmente en América Latina y el sureste asiático. Cuentan con un poder inmenso que está poniendo en jaque no solo las economías de esos países, sino las condiciones laborales y medioambientales. Todo por acumular riqueza.
«Diccionario crítico de empresas transnacionales. Claves para enfrentar el poder de las grandes corporaciones» es un nuevo libro de la editorial Icaria. El trabajo ha sido coordinado por el profesor de la UPV-EHU Juan Hernández Zubizarreta, Erika González y Pedro Ramiro, pero en este amplio trabajo participan 41 autores que, cada uno de ellos, pone el acento en un tema desde las agencias de calificación, al boicot a las empresas, su actividad en bolsas, el Consenso de Washington, la desigualdad de género, los delitos económicos, la internacioalización y, entre otros muchos temas, los derechos vulnerados de los pueblos indígenas.
Este «diccionario crítico» nos sitúa frente al poder multinacional. En este sentido, destaca que la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés) asegura que para que una compañía sea calificada de transnacional o multinacional -que se utilizan como sinónimo, pero tienen connotaciones diferentes- «basta con que una empresa controle el 10% del capital de una filial en un país extranjero para que se considere como transnacional o multinacional», explica Juan Hernández. Así, los informes sobre la inversión extranjera de la UNCTAD determinan que existen 79.000 transnacionales, que a su vez controlan 790.000 compañías filiales, que mueven un negocio de más de 800.000 millones de euros.
El profesor Hernández explica que, aunque en apariencia estas miles de compañías parece que pueden competir libremente en el mercado global, la realidad constata que «apenas unos cientos de ellas controlan hoy a todas las demás: 737 multinacionales monopolizan el valor accionarial del 80% de total de las grandes compañías del mundo, y solo 147 controlan el 40% de todas ellas».
El mismo autor destaca que a las empresas transnacionales «se les permite actuar con un alto grado de impunidad, siendo su control normativo muy desigual, ya que sus derechos se protegen por una nueva LexMercatoria integrada por el conjunto de contratos, normas de comercio e inversiones de carácter multilateral, regional y bilateral y las decisiones de los Tribunales Arbitrales y del Sistema de Solución de Diferencias de la Organización Mundial del Comercio», sin embargo «sus obligaciones se reenvían a legislaciones nacionales sometidas a políticas neoliberales de desregulación, privatización y reducción del Estado en políticas públicas y fortalecimiento de aparatos militares y de control social. Es decir, se construyen legislaciones ad hoc para la defensa de los intereses de las transnacionales», termina Juan Hernández.
En este extenso trabajo también se abordan alternativas a las multinacionales y el despertar de algunos pueblos y países, sobre todo en América Latina, para evitar que «les expolien su riqueza». En este capítulo, María González Reyes, de Ecologistas en Acción, explica que «conforme las multinacionales han ido extendiendo su actividad por el planeta, se han creado distintas resistencia a este poder corporativo que trata de marcar los pasos de la economía mundial».
Enumera a las empresas recuperadas, la banca ética, las cooperativas de consumo o el comercio justo como ejemplos de alternativas que «muestran que hay otra manera de producir que no se base en la lógica de la acumulación». A juicio de González Reyes son propuestas de base que «critican y cuestionan» el poder de las multinacionales, «que plantean otra manera de organización entre los trabajadores y trabajadoras». Un valor importante, según explica, es que ponen sobre «la mesa la incompatibilidad entre un sistema socioeconómico basado en la extracción y generación de residuos creciente y un planeta con limites».
Estos datos son unos ejemplos del amplio tratamiento que sobre todo lo que gira en torno a las multinacionales y que se desarrolla en cerca de 400 páginas.
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