Continuamos contrastando las nociones de “democracia”. En este bloque hacemos énfasis en los planteos liberales de la misma. Álvaro García Linera pone el foco en la necesidad de entender las corrientes populares como corrientes culturales. Estos modos y procesos democráticos están en el sentido común de la sociedad y por tanto deben ser respetados. “El pueblo no es tonto, el pueblo participa en eso. Forma parte de su bagaje cultural de experiencias acumuladas en cincuenta o cien años y la ha reivindicado frente a los militares, cuando los militares conculcaban ello, ha peleado, se ha hecho matar por eso, y eso no puede ser una tontera” sintetiza al respecto. Mas insta a ampliar la definición de lo “popular” enfatizando en la experiencia Latinoamericana donde no se plantea un reemplazo de la democracia liberal, sino complementariedad de la democracia representativa con la “democracia plebeya”, la “gente en las calles”, tomando decisiones en distintos temas, con reuniones y asambleas. Se hace necesaria una comunión de la forma (la democracia representativa) y el contenido (la participación del pueblo en las decisiones). Ambos intelectuales hacen una caracterización de los procesos que “derechizaron” la democracia. Cómo un sector de la población que antes utilizaba la fuerza para imponer sus ideas, al comprender el ámbito popular pudo legitimar esas ideas de que coartan libertades. Frente a esto cualquier proceso que quiera ser revolucionario debe construir desde lo colectivo, no imponiéndose, sino comprendiendo los procesos sociales y la cultura de lo popular. “Diálogos por la emancipación” es un ciclo de 4 programas. El mismo está compuesto por conversaciones entre el Secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional y cuatro personalidades del campo de la política, la cultura, la academia y los medios de América Latina.
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