Trascendentales son los extraordinarios movimientos populares en contra del orden que por largas décadas ha imperado en esa región. Orden y región que son sostenes fundamentales del sistema imperial mundial.
Si bien es cierto que las tragedias que ocurren en Japón son para preocuparnos a todos, especialmente las secuelas que tendrán, principalmente para ese pueblo, los daños ocasionados por los terremotos en las centrales nucleares japonesas, también es muy cierto que la cobertura por los medios de prensa internacionales sobre esos hechos son marcadamente sensacionalistas, acaparadores, con toda intención, de la atención del público.
Acaparan la atención del público con el fin de minimizar y desvirtuar lo que ocurre en el Medio Oriente. Con esos mismos propósitos, dada la grave situación internacional, exagerado también es el espacio y el tiempo que esos hechos en Japón ocupan en la cobertura total de estos medios de prensa, máxime en los Estados Unidos.
Además, cuando informaciones y análisis sobre los acontecimientos en el Medio Oriente se encuentran en esos medios de prensa, los mismos están sostenidos por medias verdades o, sencillamente, crasas falsedades.
Señalo un ejemplo, ¿dónde están en esos medios de prensa las informaciones y análisis sobre las masivas y continuas movilizaciones populares y la sostenida violencia en su contra, mantenidas, por más de un mes, por la dictadura yemenita, firme e incondicional aliada de los intereses estadounidenses en esa región, y país que, situado a la entrada del Mar Rojo, es de estratégica importancia para las comunicaciones marítimas de todo tipo?
Un segundo ejemplo, ¿dónde están en esos mismos medios de prensa las informaciones y análisis sobre las masivas y continuas movilizaciones populares mantenidas –también por más de un mes- en contra de la dictadura de los Al Khalifa –arropada en la forma de una monarquía- otra firme e incondicional aliada de los intereses estadounidenses en esa región; pequeño país, aunque importante centro financiero y productor de petróleo, situado en el Golfo Pérsico, con frontera con Arabia Saudita, y puerto base de la Quinta Flota de la Marina de Guerra de los Estados Unidos?
¿Dónde están las informaciones y análisis, en los grandes medios de la prensa capitalista, sobre la hostil y decididamente mayoritaria reacción nacional en Bahrain en contra de la decisión del rey de optar por la invasión y ocupación de su país por tropas de Arabia Saudita y de los Emiratos Árabes Unidos, evidentemente imprescindibles para mantener su régimen en el poder?
En un artículo publicado el martes, 15 de marzo, en The New York Times sobre la violenta respuesta de la dictadura bahrainita –ahora con el apoyo de miles de tropas y tanques sauditas- a las decenas de miles de manifestantes desarmados en la capital y otros pueblos y ciudades, información en ese artículo mantiene: “a los soldados utilizados para desalojar la plaza principal los manifestantes solo ofrecieron pequeña resistencia”… “habían entonces ocupándola cientos de manifestantes”… “las fuerzas del gobierno ocuparon el Hospital Salmaniya y no dejan circular a las ambulancias por la capital”… Así, como si todo fuera cosa de poca monta.
En verdad, gracias a las imágenes ofrecidas por canales noticiosos alternativos árabes y de otros en esa región, se pudo constatar de los miles, decenas de miles, -no “cientos”- de manifestantes desarmados oponiéndose bravamente en contra de la aplastante fuerza militar utilizada en contra de ellos que los mataba a quemarropa. Como también pudimos escuchar informes que relataban el uso de armas de fuego contra los médicos y enfermeros que se negaron a dejar entrar al Hospital Salmaniya, el principal de esa capital, a los soldados y policías que perseguían para matarlos a manifestantes heridos que buscaron refugio en esa institución médica.
Estos rejuegos por parte de esos gobiernos y esa prensa no son nada nuevo. Aunque ahora, en estos tiempos de la universalización de las comunicaciones e informaciones, los hechos ya no pueden ocultarse como antes se hacía.
Se pueden desvirtuar, como se desvirtúan; se puede mentir sobre ellos como se miente. Y aun logran confundir con todo propósito a millones de personas para legitimar los propósitos de la Reacción y el orden imperial por mantenerse en el poder.
Aunque ya no se puede ocultar la realidad. El masivo y continuo rechazo de los pueblos del Medio Oriente al orden que los oprime impondrá la realidad sobre los rejuegos de siempre de los gobiernos imperialistas, sus clientes y su prensa.
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