Fuente: tercera
Los cazas turcos lanzaron masivas incursiones contra blancos de las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), en zonas fronterizas en las provincias sirias de Alepo, Raqa y Hasakeh, informaron activistas citados por medios aquí.
Posiciones de las FDS en las localidades de Meneg, Ain Daknah, Kobani, Tal Rifat y Maranaz en el norte de Alepo fueron atacadas con misiles, al igual que las instalaciones de los silos Al-Salem en la ciudad de Ain Isaa en el norte de Raqa, informaron activistas citados por el diario al-Watan.
Agregaron que las acciones de Ankara apuntaron además contra cuarteles y posiciones de las FDS en el monte Kratshok en el municipio de Malkieh y la localidad de Taher al-Arab en el área de Derbasieh en el noroeste de Hasakeh.
En su comentario sobre los bombardeos, el ministro de Defensa turco, Hulusi Akar, calificó como un gran acierto la operación aérea que denominó Garra-Espada.
Felicitó a los pilotos por haber cumplido con éxito la misión que dejó destruidos a refugios, búnkeres, cuevas, túneles y depósitos de las milicias kurdas.
El objetivo de Turquía es garantizar la seguridad de sus 85 millones de ciudadanos, proteger las fronteras nacionales y tomar represalias por cualquier ataque traicionero, reafirmó el titular.
A su vez, el portavoz de la milicia kurda FDS, Farhad Shami, reconoció los bombardeos turcos sin dar cifras sobre pérdidas humanas o materiales.
Turquía prometió vengarse por el atentado de Estambul ocurrido el 13 de noviembre, y en el que murieron seis personas y 81 resultaron heridas. Según el ministro del Interior turco, Suleyman Soylu, la orden de perpetrar el atentado provino de la ciudad de Kobane, un bastión de las fuerzas kurdas en el norte de Siria.
Ankara califica de terroristas las llamadas Fuerzas Democráticas de Siria (FDS), milicia separatista de mayoría kurda aliada de Estados Unidos, en el nordeste de Siria.
Bajo el pretexto de eliminar a esta agrupación, los militares turcos y agrupaciones armadas ilegales controlan desde 2018 extensas áreas en las provincias de Idlib, Alepo, Raqa y Hasakeh.
En varias ocasiones Damasco denunció esa presencia y la calificó de ocupación, y aseguró que los continuos ataques de Turquía pretenden un cambio demográfico mediante el desplazamiento de civiles.
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