Por: Nancy Flores
Periodista y coordinadora de edición de la revista mexicana Contralinea. Periodismo de Investigacion. Es egresada de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Investiga: lavado de dinero, paraísos fiscales, delitos de cuello blanco, corrupción gubernamental, temas energéticos.
Cuando Pemex fue obligado a ceder su infraestructura al Cenagas, decidió desinvertir en los gasoductos Los Ramones y Chihuahua. Sin licitación, vendió parte de sus acciones a la estadunidense IEnova, con la que estaba asociada y que ahora es señalada por el presidente López Obrador de cobrar a la CFE sin transportar gas natural por los ductosSOCIOS | CIUDAD DE MÉXICO (MÉXICO) | 16 DE ABRIL DE 2019
Recién se había terminado de construir el gasoducto Los Ramones Fase II Norte cuando Petróleos Mexicanos (Pemex) ya lo estaba vendiendo –sin licitación de por medio– a IEnova y al fondo de inversión BlackRock. Ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha señalado que IEnova cobra a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) penalizaciones millonarias, pese a que no brinda el servicio de transportación de gas natural por sus ductos.
La prisa de la petrolera estatal por deshacerse de esa infraestructura fue para no cederla al Centro Nacional de Control del Gas Natural (Cenagas), revela el libro blanco que documenta el proceso de desinversión, y del cual se tiene la versión sin censura.
“Considerando que a nivel federal se creó el Cenagas, y aunado al entorno de precios bajos del petróleo, Pemex decidió enfocarse en las actividades que generan mayor valor, monetizando en 2015 y 2016 sus participaciones en el negocio de transporte de gas natural por ducto”, indica el libro blanco Desinversión en Ramones. Periodo 2012-2018, elaborado por la Dirección Corporativa de Finanzas de la petrolera al cierre del sexenio de Enrique Peña Nieto.
Formalmente, la desinversión en Los Ramones Fase II Norte inició en 2017, apenas 3 años después de iniciada su construcción (el 27 de marzo de 2014) como parte de un ambicioso plan de expansión en el negocio del transporte de gas natural por ductos, que Pemex y la CFE arrancaron a mediados de 2012 y para el cual se tenía planeado invertir 23 mil 619 millones de dólares del erario, consta en documentos de la petrolera de aquella época.
No obstante el tamaño de la inversión, como consecuencia de la reforma energética, Petróleos Mexicanos estaba obligada a ceder sus gasoductos al Cenagas, creado a fines de agosto de 2014. En total, la petrolera le transfirió infraestructura con un valor superior a los 7.4 mil millones de pesos, pero no los dos gasoductos que involucran a IEnova: Los Ramones y Chihuahua.
En el caso de Los Ramones Fase II Norte, en vez de ceder su porcentaje al Cenagas, lo vendió a sus socias. Según el libro blanco, la subsidiaria Pemex Transformación Industrial (antes Pemex Gas y Petroquímica Básica) mantenía una participación indirecta de apenas el 30 por ciento total en esa infraestructura: los dueños mayoritarios eran IEnova –filial de la trasnacional estadunidense Sempra Energy– y BlackRock, con 25 y 45 por ciento, respectivamente.
Como muchos negocios paralelos de Pemex, en este gasoducto la petrolera del Estado involucró a dos de las 90 empresas “privadas” que poseía entonces tanto en México como en el extranjero, incluidos paraísos fiscales (https://bit.ly/2CPmyxP ). Así, resultaba que no era la propietaria directa de ese 30 por ciento invertido.
Y es que las verdaderas dueñas eran Ductos y Energéticos del Norte, S de RL de CV –que Pemex poseía en sociedad al 50 por ciento con IEnova–, y TAG Pipelines, S de RL de CV, filial del Grupo Mex Gas (https://bit.ly/2G8mee7 ) radicado en España y que aún controla Pemex Transformación.
Según el libro blanco, ese 30 por ciento se distribuía de la siguiente forma: “Pemex Transformación Industrial era propietaria del 50 por ciento de la empresa Ductos y Energéticos del Norte, y su participación representaba el 25 por ciento del total del proyecto [gasoducto]”. Agrega que esa misma subsidiaria “era propietaria de 5 por ciento adicional del proyecto a través de TAG Pipelines, del Grupo Mex Gas”.
El resto del gasoducto, indica el documento, “era propiedad de dos empresas: IEnova Gasoductos Holding, S de RL de CV, y TETL JV México Norte, S de RL de CV (BlackRock), con una participación del 25 y 45 por ciento, respectivamente”.
El costo
Hacia mediados de 2012, Pemex calculaba que el gasoducto Los Ramones (Fases I y II, con una longitud de 1 mil 221 kilómetros) implicaría gastos al erario por 3 mil 291 millones de dólares y, desde entonces, la planeación de su construcción estaba a cargo de las empresas “privadas” del Grupo Mex Gas (https://bit.ly/2VzMJjr ).
Cuatro meses antes de que arrancaran las obras de construcción, el 25 de octubre de 2013, Pemex dio a conocer que Los Ramones Norte tendría una inversión estimada en 1 mil 52 millones de dólares.
Para entonces, la longitud de esta Fase se calculó en 441 kilómetros de ducto y dos estaciones de compresión entre la región de Los Ramones, en Nuevo León, y San Luis Potosí. El desarrollo de este trayecto estaba a cargo de TAG Pipelines y Gasoductos de Chihuahua.
La desinversión
Con la llegada del Cenagas al año siguiente, por ley Pemex fue sacado de este mercado y, como Los Ramones no era ciento por ciento de su propiedad, decidió venderlo. En el libro blanco justifica su acción al decir que renunciaba a “las actividades no relacionadas con su modelo de negocio”, para enfocarse en las que le “generan mayor valor”.
El proceso no se llevó a cabo con una licitación pública ni de forma abierta en la bolsa de valores: directamente se informó a los dos accionistas mayoritarios para explorar la posibilidad de una venta directa, se desprende del libro blanco en su versión no censurada.
“El 31 de marzo de 2017, IEnova y BlackRock mostraron interés en analizar la posible adquisición de la participación de Pemex Transformación Industrial en Los Ramones II Norte, mediante la potencial adquisición del 50 por ciento de participación en Ductos y Energéticos del Norte por parte de IEnova.”
Al no ser Pemex la dueña directa de esta participación, sino sus empresas “privadas”, esta información privilegiada que se les dio a las accionistas mayoritarias no se consideraría un tema de tráfico de influencias ni de beneficios indebidos, sino de “competitividad”.
Para el 8 de junio de ese mismo año, IEnova presentó su primera y muy baja propuesta para adquirir el 50 por ciento del capital social de Ductos y Energéticos del Norte, y los créditos con socios otorgados por parte de filiales de Pemex a esa misma empresa que poseían en sociedad (los créditos intercompañía): 207 millones de dólares.
Pemex rechazó la oferta al estimar que “no presentaba un valor razonable”. Dos meses después hubo una contraoferta: el 29 de agosto IEnova puso sobre la mesa 231 millones 260 mil 667 dólares. En septiembre, “el agente estructurador presentó el informe de valuación donde se manifiesta que el precio ofrecido se encontraba dentro del rango de la valuación realizada por el estructurador”.
La venta se anunció el 6 de octubre y se concretó el 16 de noviembre, por un monto total de 260 millones 591 mil 44 dólares por el 25 por ciento de la participación de Pemex en el gasoducto. Apenas 6 días antes de esa operación, la Comisión Federal de Competencia Económica había autorizado el estudio en Ductos y Energéticos del Norte.
No obstante, Pemex no pudo colocar en esa operación el 5 por ciento restante que posee a través de TAG Pipelines.
Los Ramones
El informe anual que Pemex rindió ante la estadunidense Securities and Exchange Commission en 2017 refiere que el monto por 260 millones de dólares “se encuentra dentro del rango de las valoraciones de compañías comparables y transacciones pasadas en el sector de transporte y almacenamiento de hidrocarburos, y creemos que refleja el justo valor de mercado. Esperamos que los ingresos de esta venta contribuyan a mejorar nuestro perfil financiero y a disminuir nuestra necesidad de reunir capital en los mercados de deuda”.
Aunque en ese mismo informe la petrolera esperaba concluir la venta del restante 5 por ciento en la primera mitad de 2018, esto no sucedió. El informe al cuarto trimestre de 2018 que presentó ante la Comisión Nacional Bancaria y de Valores da cuenta que fue hasta el 4 y 5 de septiembre cuando finiquitó la operación.
Esos días, indica, se realizó “la venta de las acciones de TAG Norte Holding que se tenían en instrumentos de patrimonio por 43 mil 36 dólares (826 mil 46 pesos), lo que representó una utilidad de [apenas] 10 mil 257 pesos”. El monto contrasta con la primera venta, cuando cada punto porcentual de la participación se vendió en 10 millones 423 mil 641 dólares. Pero en esta última venta habría ascendido a apenas 8 mil 607 dólares por punto porcentual.
La participación de Odebrecht
El gasoducto Los Ramones no estuvo lejos de la sospecha de corrupción: su construcción benefició al consorcio OAT, integrado por Odebrecht, Techint y la mexicana Arendal.
Fue el 25 de julio de 2014 cuando Pemex dio a conocer que su subsidiaria Pemex Gas y Petroquímica Básica, a través de su filial Tag Pipelines Norte, le adjudicó a ese consorcio “el contrato para la ingeniería, procura y construcción, una vez que demostró cumplir con todos los requerimientos necesarios”. Los socios de Tag Pipelines Norte son Tag Pipelines, Gasoductos de Chihuahua y PMI Holdings, del llamado Grupo PMI.
Aunque Pemex ya sabía que no iba mantener este negocio en su cartera, se afanó por sacarlo adelante. Para el 11 de febrero de 2015 –cuando ya estaba en operación el Cenagas–, el subdirector de Gas Natural de Pemex Gas, Jorge de la Huerta, informaba el estatus del proyecto Los Ramones Fase II: para entonces la filial TAG Pipelines Norte había firmado con el Banco Santander los documentos del financiamiento, con lo cual se logró el cierre financiero en diciembre de 2014; había obtenido el ciento por ciento de liberación de la ruta por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia; contaba con un avance en adquisición de derechos de vía del 98 por ciento (440 kilómetros), y obtenido el ciento por ciento en anuencias de construcción (449 kilómetros).
En Pemex ya se sabía que la desinversión estaba en puerta: había empezado el proceso de venta de su filial Gasoductos de Chihuahua y ese era el primer paso para vender Los Ramones.
Diez meses después, en diciembre, Los Ramones Fase II Norte comenzó operaciones con una capacidad de 1.4 mil millones de pies cúbicos; para entonces, Pemex reconocía que la inversión ascendió a 1.3 mil millones de dólares.
Hasta la fecha, la petrolera no ha aclarado a cuánto ascendió realmente el gastó del erario en el gasoducto, y si ese costo se recuperó con los 260 millones 634 mil 80 dólares que capitalizó con la venta de su 30 por ciento de participación.
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