La humanidad históricamente se ha configurado desde redes sociales globales, la condición de internacionalización que supuso la fase mercantilista del capitalismo así lo exigía.
Y si hablamos de movimientos de activistas también el siglo XVllI, XIX y XX, vieron la aparición de redes, de internacionales de movimientos obreros y revolucionarios.
Hay, sin embargo, tres elementos nuevos relacionados con la incidencia del nuevo concepto de redes sociales:
– Uno, es la existencia de Internet y su configuración como una esfera que pone en contacto a millones de personas en tiempo real, asistimos a la configuración de un nuevo soporte tecnológico de la interactividad humana y a una acelerada transformación del sentido del espacio y el tiempo.
– Dos, la internet, a pesar de los intentos de limitación y monopolio por parte de las trasnacionales y de las cadenas jurídicas del capital expresadas en los derechos de autor, ha supuesto la configuración de una biblioteca infinita que ha modificado el sentido del saber y el conocimiento, supone una nueva textualidad llamada hipertexto en la que se fija el conocimiento, el cual es la síntesis y superación de la textualidad escritural y audiovisual que primaron en ciclos anteriores.
Las redes sociales han significado un nuevo instrumento para la acción política desde abajo, desde el margen, hoy existen las «ciberturbas», “… En noviembre de 2005, la policía francesa confesaba su impotencia para contener la revuelta de los arrabales aduciendo la velocidad a la que los revoltosos adquirían técnicas y experiencias de verdadera «guerrilla urbana»” .
Algunos han sobrevalorado este fenómeno y apuntan a la aparición de un nuevo y misterioso sujeto colectivo. Howard Rheingold lo llamó las «multitudes inteligentes».
¿Pero son las redes sociales la plataforma para el disenso, para la revolución?. Diversos hechos nos vienen a contestar que existen grandes dificultades:
– Uno, es la interferencia que hizo Faceboock en las convocatorias a las movilizaciones estudiantiles de lucha contra la privatización de la educación en Inglaterra, sacando autoritariamente del sistema a miles de convocantes a la marcha.
– Dos, Los hechos de Egipto el 28 de enero de 2011 muestran la potestad del poder para desconectar la interactividad crítica. El servicio de telefonía celular fue cortado, las señales de televisión vía satélite se atascaron y el acceso a internet fue bloqueado para casi toda la población.
– Tres, la investigación de Yahoo sobre Twiter viene a mostrarnos como de 200.000.000 de usuarios, solo 20.000 movilizan la producción de contenidos.
– Cuatro, “Los únicos usuarios que realmente interactúan en Twitter son los blogueros”. Sin embargo, el panorama global de los blogs no es muy alentador. De acuerdo con la firma Technorati, hay entre siete y diez millones de estos sitios en la red, pero sólo entre 50.000 y 100.000 generan todo el tráfico. Mientras que el blog es una bitácora multimedia, el twiter es mucho más dinámico.
De la ilusión de redes sociales de arquitectura distribuida, llegamos a la realidad de redes centralizadas, que permiten una interactividad descentralizada siempre y cuando los contenidos sean validados desde el poder.
El poder desconecta, el poder centraliza; pero también intenta criminalizar. Frente a la significativa esfera de lucha y resistencia que se configura en Internet, éste pretende posicionar como compatibles las palabras libertad y seguridad. Según la secretaria de estado norteamericana Hillary Clinton “solo la una, puede hacer posible a la otra. Sin seguridad, la libertad es frágil. Sin libertad, la seguridad es opresiva. El reto es encontrar la medida de seguridad adecuada, suficiente para permitir nuestras libertades, pero no tanta, o tan poca, como para ponerlos en peligro”.
El binomio seguridad-libertad, enmascara su ofensiva de criminalización y represión hacia lo tipificado por ellos como terrorista, pero son ellos quienes se reservan la potestad de calificar que es o no terrorista. Ante la inexistencia de un marco jurídico internacional que tipifique que entendemos por terrorismo, éste queda reducido a un epíteto macartista utilizado por la parcialidad política del imperio para contrarrestar la creciente ola de movilización, resistencia e interactividad en clave libertaria que discurre por todo internet.
En conclusión, tras toda arquitectura informacional se esconde una estructura de poder. Es cierto que la tecnología, en especial la de comunicaciones, genera las condiciones de cambios en la estructura de poder. Pero en qué dirección?
Podríamos contestar que en la dirección que los actores sociales señalen desde su capacidad de apropiarse del saber hacer, colocaría a las redes sociales como espacios de disputa hegemónica. Todo esto requiere:
• Entender que Internet dejó de ser una gran “biblioteca” pasando a ser un espacio de interacción para compartir conocimientos y vivencias.
• Lograr la apropiación de las herramientas sociales existentes en internet estudiando y caracterizando a las personas que están en ella y creando redes por actividades específicas. Si solo se hace un uso instrumental de la red y nuestra actuación no tiene una intencionalidad política, se diluirá el objetivo de convertirla en un espacio de disputa del poder hegemónico.
• Crear redes sociales virtuales con asiento en un tejido social real y un gran conector de atracción, especialmente dirigido a un público objetivo que aun no usa las redes existentes.
Falta mucho por hacer; pero el crecimiento de este espacio de lucha dependerá de nuestra creatividad para usar estas herramientas en manos del poder, para debilitar el poder.
Jesse Chacón. Director www.gisxxi.org
<
p align=”LEFT”>ttp://www.gisxxi.org/articulos/redes-sociales-blogs-y-lucha-por-el-poder/
Comentario