Un tribunal iraquí condenó a muerte al ciudadano belga Bilal Abdoul-Aziz al-Marshouhi (alias “Abou Fadhil al-Belgiqi”) como miembro de la organización terrorista Emirato Islámico (Daesh, también designada en Occidente como Estado Islámico o por las siglas en inglés ISIS).
«Nací en Bélgica y tengo la nacionalidad belga, a pesar de mis origines marroquíes (…) Hice estudios de ingeniería en la universidad de Amberes. Me convertí en yihadista después de hacerme amigo de uno que leía libros que predicaban el islam radical», explicó este individuo.
Acusado de haber creado un sitio web pornográfico, Bilal Abdoul-Aziz al-Marshouhi se separó del Frente al-Nusra (al-Qaeda en Siria), que le había dado entrenamiento militar, y se unió a Daesh. A partir de entonces fue sucesivamente miembro de la policía militar, de la policía criminal y de la policía de la moral de Daesh en la parte ocupada de Alepo y finalmente pasó a integrar la administración general de Daesh en la ciudad siria de Raqqa, considerada entonces capital del Califato.
Según el canal de televisión Kurdistan24, este ciudadano belga condenado a muerte declaró durante su juicio en Irak que su grupo de Daesh utilizó armas químicas –específicamente proyectiles de mortero cargados con cloro– en el distrito de Raqqa y en un campamento [1].
La ONU recibió reportes de al menos 216 presuntes ataques químicos en Siria. Las potencias occidentales atribuyen todo ataque químico a la República Árabe Siria mientras que esta última y la Federación Rusa acusan a los yihadistas. Los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) confirmaron la existencia de algunos de los ataques químicos pero sin determinar quiénes los perpetraron. Sin embargo, el último informe de la OPAQ sobre el caso de la ciudad de Duma exonera de hecho a las autoridades sirias.
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