y enfoque dado por estos diarios. Algunos ejemplos nos pueden
servir para apreciar el sesgo que han incorporado.
Así, podemos ver cómo se convierte en hecho indiscutible un
comentario de un diplomático estadounidense filtrado por wikileaks
a El País. La filtración es de 2007 y procede de la embajada
estadounidense en La Paz. Según se puede leer en el cable
(difundido censurado mediante partes señaladas xxxx por el diario),
el diplomático insinúa que “supuestamente” parte del dinero con el
que el gobierno boliviano pagó a su ejército procedía de Venezuela,
pero reconoce que “no está confirmado”.
Con ello, el 3 de diciembre El País ya puede titular: “Chávez
compra lealtades en el seno del Ejército de Bolivia”. Dos días
después, el 5 de diciembre, ya en el texto de otra noticia se hace
referencia a que “EL PAÍS publicó informes secretos según los
cuales Venezuela compraba lealtades en el Ejército
boliviano”.
De modo que ya tenemos un comentario de un miembro de la embajada
de Estados Unidos que comparte con sus superiores una suposición,
convertida en hecho confirmado mediante un informe secreto al que
ha tenido acceso El País.
También hay que destacar las ausencias de algunos cables en las
informaciones difundidas por los medios. Por ejemplo, tal y como
señala la abogada Eva Golinger, El País no ha difundido un cable
que recoge una reunión del ex presidente y golpista ecuatoriano
Lucio Gutiérrez con el embajador de Estados Unidos en Bogotá en
2005. En el documento, Gutiérrez expresó a Estados Unidos, en caso
de lograr la presidencia de Ecuador, su disposición a ayudarles a
luchar contra Chávez. El pasado 30 de septiembre de 2010, Lucio
Gutiérrez estuvo frente al intento de golpe de Estado y magnicidio
contra el Presidente Correa en Ecuador.
Como ha señalado Iroel Sánchez en su blog, el diario El País
tampoco ha considerado noticia otro cable enviado desde la embajada
en Madrid en 2008 en el que se revela que Juan Luis Cebrián, el
consejero delegado de Prisa, la empresa propietaria del periódico,
fue invitado por el Encargado de Negocios de EE.UU en Madrid, Hugo
Llorens a una comida de expertos (Expert´s Lunch) en su residencia
oficial. Junto a Cebrián se encontraban Roman Escolano, del grupo
financiero BBVA; Jaime Malet, presidente de la Cámara de Comercio
Américana en España; Alberto Carnero, de la fundación FAES del ex
presidente Aznar; Asís Martin de Cabiedes, presidente de Europa
Press; Eduardo San Martin, director adjunto del diario ABC, y
Javier Sandomingo, Director General para Iberoamérica del
Ministerio de Asuntos Exteriores de España. Según el cable, los
temas abordados en el almuerzo fueron Cuba, Venezuela, México,
Colombia y Argentina.
América Latina no ha sido la única región donde los periódicos han
manipulado los cables revelados por wikileaks. Los periodistas
Gareth Porter y Jim Lobe denunciaron en un artículo en la agencia
IPS que cuando medios como The New York Times, El País o Washington
Post afirmaron que los documentos diplomáticos revelaban el apoyo
de países árabes a una invasión a Irán estaban distorsionando
y descontextualizando el contenido de los cables.
Según NYT, el rey Abdullah de Arabia Saudí urgió a Washington a
“cortar la cabeza de la serpiente”, en referencia a Irán. “Los
cables revelan cómo el ascenso de Irán unifica a Israel con muchos
de sus adversario árabes, en especial los saudíes, detrás de una
causa común”, señalaba el diario. Los cables divulgados por
WikiLeaks “muestran que los gobernantes del Golfo Pérsico
presionaron para atacar las instalaciones nucleares” iraníes,
aseguró por su parte The Washington Post. El primer ministro de
Israel, Benjamín Netanyahu, no dudó en afirmar que estas
informaciones confirmaban lo que el Estado judío venía
diciendo.
Sin embargo, según Gareth Porter y Jim Lobe, de la lectura de los
documentos confidenciales no se desprende la información difundida
por los medios. Al contrario, se aprecia que hubo una profunda
distorsión de su contenido. En el caso concreto de Arabia Saudí, se
omitió por completo el contexto de la declaración del rey. En
opinión de los periodistas, los cables muestran que los regímenes
árabes del Golfo, incluida la propia Arabia Saudí, han estado muy
preocupados por las consecuencias de atacar a Irán por su propia
seguridad, en total contradicción con la posición de Israel.
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