En las cárceles colombianas languidecen alrededor de 7.500 presos
políticos -hombres y mujeres- de los cuales unos 500 son guerrilleros de
las FARC que esta organización insurgente pretende intercambiar con el
gobierno por 20 militares y policías capturados en combate y que ellos
consideran en consecuencia como prisioneros de guerra.