Carta a Papá Noel. Querido Papá Noel:
Ante todo, perdón por lo rústico de mi escritura. Yo soy un trabajador –en este momento desocupado, para ser exacto, o mejor dicho: subocupado, porque vendo baratijas navideñas en un mercado popular de mi ciudad, y creo que a eso los economistas le dicen subocupación, ¿verdad?–, y como trabajador no tengo un pulido estilo literario.