Las elecciones chilenas de enero de 2010 no podían leerse exclusivamente en clave nacional, a pesar de que por si mismas ya tuviesen un interés especial en cuanto estaba en juego el final de la etapa de gobiernos de la Concertación y el acceso al gobierno de la derecha pinochetista. Pero la coyuntura histórica en la que se encuentra América Latina proyectaba el interés de estas elecciones más allá del ámbito chileno.