Si la determinación del pueblo libio de liberarse del régimen sanguinario de Gadafi no ofrece ninguna duda; aunque una parte del ejército y una mayoría de las tribus se han puesto del lado de los insurgentes y la liberación de toda la región oriental de país de las garras de los milicianos auguran la próxima caída del régimen, cada vez más aislado en el interior y en el escenario regional e internacional, otras evoluciones podrían anunciar perspectivas menos venturosas.