En presencia de los presidente de Colombia, Gustavo Petro, y Cuba, Miguel Díaz-Canel, las delegaciones del Gobierno colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) que toman parte en los diálogos de paz concluyeron este viernes en La Habana el tercer ciclo de negociaciones y firmaron los Acuerdos de Cuba.

Por el Ejecutivo colombiano, la firma de los acuerdos estuvo encabezada además por el ministro de Exteriores, Álvaro Leyva, y el jefe negociador Otty Patiño, en tanto que por el ELN lo hicieron su primer y segundo comandantes, Antonio Garcia y Pablo Beltrán, respectivamente (este último lidera la delegación que asiste a los diálogos de paz).

Las partes llegaron a los siguientes acuerdos: Proceso de participación de la sociedad en la construcción de la paz (primer acuerdo de Cuba) y acuerdo de cese al fuego bilateral y nacional entre el Gobierno de Colombia y el ELN (segundo acuerdo de Cuba).

Asimismo, la Mesa de Diálogos adoptó la declaración «Alistamiento para el proceso de participación de la sociedad y del cese al fuego bilateral». Los Acuerdos de Cuba fueron firmados por Otty Patiño y Pablo Beltrán.

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, dio lectura a la declaración «Alistamiento para el proceso de participación de la sociedad y del cese al fuego bilateral».

Explicó que las partes decidieron dar inmediato cumplimiento a los Acuerdos de Cuba y por ello la Mesa de Diálogos entra en «una actividad permanente, que conjuga distintas modalidades de trabajo en diversos escenarios y tiempos, manteniéndose los ciclos de conversaciones».

Enumeró las diversas fases preparatorias de la implementación del cese al fuego bilateral, nacional y temporal, que entrará en vigor a partir del 3 de agosto próximo.

Anunció que el cuarto ciclo de los diálogos de paz tendrá lugar en la capital venezolana, Caracas, entre el 14 de agosto y el 4 de septiembre próximos. Entre otros temas, allí se hará un balance del cumplimiento de los acuerdos suscritos.

El jefe de la delegación del ELN, segundo comandante Pablo Beltrán, expresó su deseo de que la sociedad colombiana respalde los acuerdos firmados. Dijo que la aplicación del cese al fuego procura que Colombia cambie y, con ello, el régimen existente, que persigue, apreció, y que ha de ser cambiado políticamente para que haya canales democráticos, respeto a la protesta social y no haya un régimen represivo.

Valoró que este tipo de acuerdo es una luz de esperanza, de ahí la importancia de pasar de su escritura a concretarlo. Aspiramos a que no se repita la interpretación de la paz como pacificación, sino como análisis de las causas profundas del conflicto armado y de transformación para la paz, solicitó.

También hizo énfasis en la necesidad de dar más participación a sectores que hasta el momento han sido históricamente marginados, como los jóvenes, las mujeres, los indígenas, los trabajadores y las comunidades afrodescendientes.

Agradeció a Cuba el apoyo brindado a la paz en Colombia y calificó de injusticia que se haya incluido al país caribeño en la lista de naciones que patrocinan el terrorismo.

El jefe negociador del Ejecutivo, Otty Patiño, agradeció al presidente Petro por la confianza en el pueblo colombiano y por creer posibles los cambios; así como a artífices de la paz total, entre los cuales mencionó integrantes de la delegación gubernamental y también del ELN.

Aseguró que estos cambios enfrentarán resistencias de grupos de poder y privilegios, así como otros vinculados a la violencia histórica. Los retos serán innumerables pero vale la pena arrostrarlos. La paz es un derecho de todos, expresó.

El primer comandante del ELN, Antonio Garcia, agradeció a la comunidad internacional y a Cuba por no dejar naufragar el proceso de paz durante los cuatro años en que fue desconocido por el expresidente Iván Duque (2018-2022). También a los países garantes, en particular aquellos que brindaron su territorio para celebrar conversaciones, como Venezuela, Ecuador, Brasil, Cuba y México.

Asimismo, agradeció a Petro y a ambas delegaciones por la labor desplegada. Manifestó que el proceso de paz navegaba en la incertidumbre hasta que el clamor del país con sus protestas abrió la posibilidad de una transformación.

Apreció que históricamente la violencia robó el corazón y las palabras en Colombia. «Hay que ir al encuentro de las palabras, que la sociedad se exprese y sea escuchada». Aseguró que este proceso de paz va al encuentro del corazón y las palabras, que quiere decir vida digna para la gente, así como la construcción de un acuerdo nacional que marque la agenda del cambio en el país.

Al intervenir, el presidente Petro también agradeció a Cuba por su histórica hospitalidad a la paz en Colombia. Recordó que durante su reciente visita a Washington le dijo al presidente de EE.UU. que incluir a la nación caribeña en la lista de países terroristas fue un acto de profunda injusticia. Instó a Biden a enmendar esa injusticia, causante de sanciones unilaterales y de vulneraciones a la vida y los derechos del pueblo cubano.

Expresó que de cierta forma aquí termina una fase de la insurgencia en América Latina, región que ahora se transforma de otra manera. Manifestó que se abren tiempos de llevar esperanza a los jóvenes y los Acuerdos de Cuba llevan al ELN a un cese al fuego inédito, que sigue con el compromiso de que en mayo de 2025 cese definitivamente la guerra entre el grupo armado y el Estado de Colombia.

Recordó que para poner fin a la violencia hay que reconstruir a Colombia, pacto que demanda justicia y garantizar una vida digna a los sectores más humildes, de ahí la importancia de debatir a nivel social las reformas que su Gobierno promueve para que se garanticen derechos sociales básicos y haya estabilidad laboral, reparto de la tierra, respeto a la protesta social y otros cambios que permitirán que el país no continúe siendo el más desigual.

Por su parte, el jefe de Estado cubano calificó de intensos los trabajos del tercer ciclo de diálogos y señaló que sus resultados son promisorios. Afirmó que es un honor para Cuba que en estas pláticas se hayan alcanzado acuerdos de gran importancia para la paz en Colombia, como llevar alivios humanitarios a poblaciones, el cese al fuego bilateral, nacional y temporal, y las bases para construir la paz, todo lo cual es el resultado de esfuerzos durante muchos años.

Recordó que Cuba siempre ha cumplido sus compromisos políticos y ningún país puede exigirle que viole la palabra empeñada. El precio que se pagó por cumplir lo acordado ha sido alto, pero no nos arrepentimos, recalcó.

Por último, solicitó a los colombianos avanzar lo más posible y aprovechar la actual coyuntura histórica. «Colombianos, no se detengan. Pónganle el corazón a la paz en Colombia», finalizó.