Los estudios sobre el populismo y el republicanismo plebeyo representan, en la actualidad, una de los nodos centrales del pensamiento político latinoamericano. Luciana Cadahia es, sin lugar a dudas, su representante más importante. Influenciada por la dialéctica hegeliana, el populismo laclausiano y el marxismo de Zavaleta Mercado, la autora argentina propone hacer del populismo una estrategia teórico-política «capaz de construir una voluntad colectiva alternativa al bloque [político] dominante». En este artículo se revisa la relación entre Estado y Sociedad Civil en uno de sus más recientes textos: El Círculo mágico del Estado (2019).

En Más allá del Estado versus Pueblo (2019)[1], Cadahia y Coronel abordan las tensiones y debates de las izquierdas latinoamericanas de los años 80 alrededor de la vía socialista o populista de transformación nacional. Para ambas autoras, la crisis del paradigma comunista de los años 70 obligó a las izquierdas latinoamericanas a replantearse «el modo de comprender la transformación social y el sentido de la emancipación popular». Pese a coincidir en que la hegemonía es una estrategia política capaz de organizar y construir una voluntad colectiva alternativa, el socialismo y el populismo difirieron respecto a la concepción del Estado y su vínculo con la sociedad civil.

En el caso del socialismo, aseguran las autoras, «apuntaba al Estado como la forma originaria de la dominación capitalista, [mientras] el populismo hacía de la forma estatal un espacio para la irrupción plebeya y un instrumento de conquistas populares». Lo anterior derivó en dos lecturas de la transformación nacional frente a la oportunidad que abrió la crisis del Estado oligárquico, de igual forma, permitió cuestionar si el populismo, ante tal crisis, operó como un mecanismo de recomposición o transformación de la naturaleza de clase del Estado.

Desde el punto de vista socialista, el populismo habría propiciado [la] recuperación de lo nacional para luego expropiárselo (…) se piensa la irrupción del populismo como una recomposición del Estado (que estatiza lo popular), dejando por fuera la posibilidad de leer esta irrupción como una transformación (aparición de una nueva forma de poder) de la naturaleza de lo político ante la crisis de la oligarquía.

No obstante, para Cadahia y Coronel (2019), esta lectura parte de un supuesto equívoco, a saber, el pueblo y el Estado como producciones sociales antagónicas. En cambio, si se entiende el Estado como una producción social porosa, como el espacio de institucionalización del litigio, «entonces resulta más complicado asumir sin más esta dicotomía». A contrapelo, para estas autoras, el populismo problematiza la idea de una esencia nacional secuestrada por el Estado para fines privados. Es decir, «el Estado no tiene por qué ser, en sentido estricto, una forma de enajenación que oprime una materialidad dada»[2].

Lo inédito del populismo estaría en «arriesgarse a construir una forma estatal en sintonía con la irrupción de las masas populares en la política». De cierto modo, Cadahia intenta resolver la tensión entre un Estado que propende a estatizar lo popular y una Sociedad Civil que reclama autonomía por medio de la idea zavaletiana de autodeterminación social. En La Paradoja Señorial (2019)[3], Cadahia señala que hay momentos donde la autonomía social conforma un poder y una disposición democrática «capaz de apropiarse del Estado y generar otro tipo de formación social. [Con esto,] deja abierta la posibilidad de pensar una forma de organización del Estado anclada en la disponibilidad democrática de la voluntad popular».

De tal manera que la idea de lo instituyente no radica en exterioridad al Estado, sino que entra «en una especie de cortocircuito, dando lugar a un juego dialéctico de vaciado y trasvases parciales de significado que nunca se resuelve en una síntesis armónica»[4]. Es decir, el vínculo entre Estado y sociedad civil está inscrito en un juego de correspondencias, pues, como sostiene José Luis Villacañas en el prólogo de El Círculo Mágico del Estado, ni el pueblo (en este caso sociedad civil) ni el Estado pueden pensarse al margen de su dialéctica concreta:

No son realidades cerradas que se relacionan en un espacio de exterioridad. Lo popular no es externo al Estado ni este se organiza al margen de su capacidad de influir en el pueblo, lo que ha buscado desde siempre. El Estado es siempre mediación de lo popular. Ambos elementos deben dejar de pensarse en una ilusión de inmediatez.

Tomando distancia de la supuesta «nostalgia sustancialista de comunidad» del socialismo y de la fórmula liberal-conservadora del Estado, Cadahia y Coronel conciben en el republicanismo plebeyo una estrategia mediante la cual las instituciones pueden recobrar su «dimensión igualitaria como el espacio propicio para la expansión de derechos y desarticulación de la frontera material entre los de arriba y los de abajo».

En síntesis, desde esta perspectiva, es posible desarrollar una matriz de institucionalidad favorable a lo popular y a la autonomía de la sociedad civil. «Las instituciones mismas pueden ser concebidas, en términos gramscianos, como un campo de fuerzas, donde el problema de la hegemonía adquiere toda su importancia analítica para pensar la república en su dimensión conflictual». Tanto Cadahia como Coronel coinciden en que las configuraciones y transformaciones institucionales son producto de las tensiones sociales, de hecho, la impugnación de los sectores populares tendría la capacidad de transgredir y afectar el aparato de Estado.

Sin embargo, varios puntos neurálgicos acompañan esta valoración general del populismo. Primero, el distanciamiento frente al «economicismo chato»[5] hace que el populismo pierda de vista la importancia de la crítica de la economía política en su teoría del Estado. Es más, la teoría populista, en general, carece de una teoría económica que explique la función de clase del Estado en el marco del capitalismo y en el marco de las relaciones de dependencia entre las economías centrales y periféricas, situaciones que, desde luego, inciden en la construcción de una voluntad nacional-popular democrática.

Segundo, derivado de lo anterior, se cae, a nuestro juicio, en el equívoco de convertir al Estado en un permanente campo de disputa. El propio Zavaleta Mercado, controvirtiendo con Nicos Poulantzas en El Estado en América Latina (1984), señaló que el Estado no es siempre un espacio de lucha: en él existe un relativo acuerdo de clase, de hecho, la capa burocrática tiene, en palabras del boliviano, una cierta impermeabilidad al conflicto de clases. De modo tal que la posibilidad de disputar las instituciones estatales no depende, exclusivamente, de una voluntad nacional-democrática, sino también del estado de la lucha social y la situación política realmente existente.

Valdría la pena cuestionarse, en ese sentido, ¿hasta qué punto la construcción de una voluntad colectiva nacional es condición suficiente para transformar la naturaleza de clase del Estado? Por otra parte, ¿esa voluntad colectiva-nacional siempre tiene que ver con el Estado? ¿No hay posibilidad de construir, en el marco de esa voluntad popular democrática, instituciones sociales disensuales, es decir, formas de autoorganización popular que no necesariamente estén dentro del Estado pero que no se niegan a disputarlo?

Al parecer, todo indica que el populismo republicano agota todo su potencial en el Estado. La estrategia de transformación nacional nunca se desprende del aparato estatal, está incrustada en su seno, en su círculo mágico.

[*] El texto anterior fue publicado originalmente en la tesis de grado: «De la Europa del 68’ a la Bolivia del Ciclo Rebelde: un análisis del Estado y la Sociedad Civil en la Teoría Política Contemporánea» (2022). Universidad del Tolima.

Bibliografía

Cadahia, L. (2019). El círculo mágico del Estado. En L. Cadahia, El círculo mágico del Estado. Populismo, feminismo y antagonismo (págs. 23-32). Madrid, España: Lengua de Trapo .

Cadahia, L. (2019). La paradoja señorial (o la supervivencia de nuestras fantasías coloniales). En L. Cadahia, El círculo mágico del Estado. Populismo, feminismo y antagonismo (págs. 63-81). Madrid, España: Lengua de Trapo .

Cadahia, L., & Coronel, V. (2019). Más allá del Estado versus Pueblo. En L. Cadahia, El círculo mágico del Estado. Populismo, feminismo y antagonismo. (págs. 83-95). Madrid, España: Lengua de Trapo.

Villacañas, J. L. (2019). Prólogo . En L. Cadahia, El círculo mágico del Estado (págs. 11-21). Madrid, España : Lengua de Trapo.

Notas

Notas
1 Texto publicado originalmente en la revista Nueva Sociedad, 273 (2018) 72-82.
2 Cursiva de las autoras.
3 Texto publicado originalmente en la revista Trabajos y Comunicaciones (46), eo43.
4 Cita de la autora: Juan Cárdenas, “Quince minutos de fama para un espantapájaros”, en: El Espantapájaros, Madrid, Periférica, 2011, p. 59.
5 Entiéndase el uso del excedente como único modo de comprender las formas de organización social.

Santiago Pulido es politólogo por la Universidad de Tolima (Colombia) y editor de la revista Militancia y Sociedad. / Daniel Barrera es estudiante del pregrado de Ciencia Política en la Universidad del Tolima (Colombia) y editor de la revista Militancia y Sociedad.